Mensaje del Rector

Querida Comunidad Educativa

En la línea de uno de los patrimonios más importantes de nuestro colegio, su historia, seguimos escribiéndola hacia los 109 años de trayectoria, hacia el descubrimiento permanente y encuentro más certero con el Querer del Buen Padre Dios sobre nuestra Comunidad Educativa. San Arnoldo Janssen se caracterizaba justamente por esta incesante pasión por comprender la Voluntad de Dios. Sobre su crucial hallazgo hoy sirve a la humanidad la Congregación del Verbo Divino. En el caso de nuestra familia verbita, ubicada en el Valle de Chicureo, la Misión sin duda apuntará siempre a la formación de mujeres y hombres capaces de anunciar con su vida el Evangelio y sus valores, la Persona de Jesús; a ser agentes de transformación de una sociedad chilena y planetaria que, junto al progreso en muchos ámbitos del conocimiento, disciplinarios y de innumerables propuestas, goza solo de ciertos momentos de gratificación y no toca la plenitud de vida.

Es potente la propuesta de nuestro Proyecto Educativo Institucional (PEI). Queremos dar pasos más decididos en su cristalización en el hoy de la comunidad escolar, en su cotidianidad, en su estilo. Es ese mismo Evangelio que nos lleva a la Misión, a dar a conocer la buena Nueva de Cristo, su Mensaje de liberación, de realización humana, de justicia, de paz y de, como Él mismo nos promete, de alegría en abundancia. Es un proceso, es un camino que ya hemos iniciado. Los pocos años en Piedra Roja hoy nos dan señales claras de qué nos falta y también de qué hoy podemos contemplar como fruto de la educación compartida entre nuestros padres y el colegio. Algunos de esos indicadores son a modo de ejemplo la considerable cantidad de exalumnos universitarios que hoy están ejerciendo un cristiano liderazgo en centro de alumnos de diferentes universidades y carreras, de la presencia de tantos de ellos en las mismas pastorales o en iniciativas que como lo han sido muchísimos de sus antecesores exalumnos, se mueven hoy en el servicio público.

Nuestro orgullo no es que egresen muchísimos alumnos que opten carreras tradicionales; nuestro sano y humilde orgullo pasa por que cada una y cada uno de nuestros estudiantes perfile y adhiera a ese propósito que el Buen Padre Dios ha puesto en germen ya desde su creación. Nuestra misión, con otras palabras, se la podría llamar cumplida, si quien es ingeniero lo es por vocación; si quien siente que su vida tiene sentido a través de la danza, así opte y actúe en consecuencia. Será importante señalar, sin embargo, que no se trata de dicotomías. Para nosotros la excelencia es pilar de nuestra formación verbita. El esfuerzo cotidiano por crecer en disciplina de vida, rigurosidad, y el fiel cumplimiento de lo que nos toca ser y hacer, es la mejor señal de que vamos justamente tras los pasos de Jesús, más que tras nuestras ganas del momento o de banderas caprichosas.

Ramiro Araya Escotorin
Rector
Colegio del Verbo Divino de Chicureo